Un refugio contra la crisis

39 de las 158 bibliotecas públicas que existen en las Islas están en Gran Canaria. Unos espacios que, a pesar de la crisis, o tal vez, precisamente, por ella, lejos de languidecer reciben cada vez a más ciudadanos con ganas de leer y con un perfil que ha cambiado a lo largo de la década.

Entre 2000 y 2010 en las Islas se cerraron 40 bibliotecas. Sin embargo, se abrieron 21  nuevas de titularidad pública, según los últimos datos de que dispone el Ministerio de Cultura. La crisis ha hecho que sus servicios sean más demandados por los ciudadanos y, de hecho, tanto las municipales como la Insular o la del Estado han aumentado considerablemente el número de usuarios.

Georgina Roselló, la coordinadora de las doce bibliotecas municipales de la capital grancanaria, explica que estos centros, ubicados en los barrios, «son un recurso fundamental de la comunidad». Y ahora, con la crisis, más. «Muchos de nuestros usuarios son personas que están en paro y que ven la biblioteca como un refugio. Aquí pueden leer la prensa, un libro o navegar por Internet». Pero, además, ofrecen servicios como la Telebiblioteca, ligada a la Biblioteca de San Juan, un recurso para que personas con minusvalía o mayores de 75 años reciban los libros en préstamo en su propia casa. O el Proyecto Tic-Tac, en la biblioteca Dolores Campos-Herrero, que apoya a los colectivos con riesgo de exclusión digital.

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