Felipe II, la historia de su partida de nacimiento

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Felipe II, la historia de su partida de nacimiento

Pocos reyes ha habido tan enigmáticos como Felipe II. Fue un monarca indudablemente católico,  aunque en ciertos momentos tuvo relación con personajes “heterodoxos”. Durante su reinado no se puso el sol a lo largo y ancho del Imperio Español, un aspecto que engrandece su memoria. Lo que pocos saben es que este insigne vallisoletano tuvo una profunda relación con varios personajes palentinos. Quizá el más conocido fue Sebastián Cordero de Nevares, Secretario Real (conocido como “Secretario Santoyo”). El monarca vallisoletano tenía gran cariño por su Secretario, como muestra una anécdota histórica: Como sabemos, Felipe II era muy enérgico, tenía mucho carácter y un “pronto” terrible. Un día, mientras dictaba alguna cuestión a su Secretario ocurrió un accidente. Se derramó la tinta sobre el papel, con lo que tenía que empezar a dictar de nuevo y, sin embargo, Felipe II con toda paciencia y cariño dio un nuevo papel a Cordero de Nevares y comenzó a dictar. Este Sebastián era, además, abuelo de aquella Marta de Nevares de quien se enamoró el ilustre, y polifacético, escritor Lope de Vega, que tan desventurado final tuvo.

Hace algunas décadas hubo en España un programa de televisión llamado “un millón para el mejor“. Una de las preguntas fue exactamente el titular del presente artículo ¿Donde se encuentra la partida de nacimiento de Felipe II? dos de las respuestas eran: Madrid y Valladolid. Realmente, sin conocer la historia, uno puede pensar que dicha partida se encuentra en alguna de estas dos ciudades. Sin embargo, con lo que no contaban los concursantes fue con un descubrimiento realizado hace unos años antes en un pequeño pueblo palentino.

Uno de esos descubrimientos que suceden por algo tan, aparentemente, pueril como “vamos a tirar ese tabique, porque está hueco y así dejamos que haya más espacio en la iglesia“. Era, efectivamente, un tabique construido artificialmente un tiempo atrás, pero sin ningún fin práctico. Tiraron el tabique y se encontraron una inesperada sorpresa: un viejo arcón cubierto por una manta. Cuando abrieron el mueble vieron que una serie de legajos y diversos utensilios de uso eclesiástico se encontraban allí depositados. Pero especialmente llamó la atención un viejo documento, se trataba de un libro de sacramentales donde quedaron reflejados diversos acontecimientos de interés local, nacional e internacional. Se trata de uno de los primeros libros de sacramentales que se conserva, un autentico archivo parroquial que cubre acontecimientos desde 1523 hasta 1530, recopilado por el clérigo Juan Cabrero, bachiller, posiblemente natural de aquella localidad (contaba con familiares allí, según el propio libro de sacramentales). Este sacerdote, como vimos en otro artículo, ejerció en dicha localidad entre el 25 de febrero de 1523 hasta el 12 de agosto de 1530 cuando, según el investigador Luis Antonio Rodríguez, pudo haber adquirido algún tipo de beneficio catedralicio (cargo de canónigo, quizá, pero no se sabe).

Es emocionante imaginar como fue aquel momento en el que, revisando le libro, se encontraron con una frase:  “Nasçimiento y baptismo del illustrissimo príncipe don Phillipe hijo del emperador don Carlos y de la emperatris doña Ysabel“. Seguramente hubo un asombro general entre quienes se encontraban en aquella sala. Había algo que, aparentemente, no cuadraba, se trata de una referencia clara al nacimiento de Felipe II, el gran monarca. Este había nacido en Valladolid y no en Santoyo, entonces ¿Qué hacía aquel documento allí?  Salvo el hecho de que María de Lezama, quien crió a Sancho III el Mayor, Sebastián Cordero de Nevares y su familia, no se conocía vínculos entre Santoyo y la realeza. Por otra parte, la partida de nacimiento de Felipe II se consideraba perdida tras el incendio del archivo de Valladolid, ocurrido en 1979.

Pero el propio texto daba la respuesta. Comenzaron a leer lo transcrito por Luis Antonio Arroyo Rodríguez: “Nasçió este illustrissimo príncipe en Valladolid martes a XXI de mayo a ora del medyo dya o más tarde. Hyzyeronse en su nasçimiento muchas alegryas como era razón hazer por tan gran prínçipe del qual se espera tan gran byen en los reynos de Castilla, de Toledo, León (y) otros. Fue baptizado en la dycha villa de Valladolid, myércoles a V de junyo, con grandysyma solenmidad como convenya a tan gran prínçipe; baptizóle don Alonso de Fonseca, arçobispo de Toledo, presentes otros muchos arçobispos y obispos. Llamóse don Phelipe, fue padryno don Yñygo de Velasco, condestable de Castilla, y este le levó (llevó) en los braços hasta la yglesia donde le baptizaron, que fue en el collegio de Sant Pablo, que la emperatris posava ally junto y le bolbyo asy; fue otro padryno el duque de Béjar y este levava las manos puestas (en) los pies y el marqués de los Veles levava una gorra sobre la cara del prínçipe un poco alçada. Fue madryna madama Leonor, hermana del emperador, reyna de Françia y la marquesa de Zenete y condesa de Nasao, camarera mayor de la emperatriz. Ovo en este baptismo tantas solemnidades quantas no se vyeron muchos tyempos ha en Castilla en tal aucto. Supe de esto de Juan Lorenço, escrybano, vecino de Valladolid y natural de Santoyo. Ita est, el bachiller Juan Cabrero (recogido en fol.75 v.).”

En definitiva, se trata de un documento con un valor histórico impagable, pues nos permite conocer la partida de nacimiento del emperador Felipe II, quienes participaron en tan magno evento, cuando fue y algunos detalles curiosos. Como digo, se consideraba perdido, pero Juan Lorenzo, natural de Santoyo, escribano real, quien redactó la partida de bautismo guardó una copia para su pueblo. Copia que se conservó oculta durante unos siglos hasta que volvió a la luz gracias a una de esas “causalidades” que suelen ocurrir en muchos descubrimientos históricos. Al haber sido escritos ambos documentos (el que se custodiaba en Valladolid y el de Santoyo) en tiempo y forma por el mismo autor se considera original el de Santoyo, aunque en el libro de sacramentales de Santoyo fuera transcrito por el Bachiller Cabrero.

Entre quienes devolvieron a la luz aquellos documentos se encontraba don Aniano, quien estuvo de cura en Santoyo hasta principios de los años ochenta y que, junto con el también clérigo don Evasio, realizó una gran labor como historiador. A ellos mando mi más sincero agradecimiento por las investigaciones que sobre la historia de mi querido Santoyo realizaron.

Fuentes:

Las anotaciones del Bachiller Cabrero (1523-1530). Luis Antonio Rodríguez Pérez.

Santoyo: apuntes de historia y arte de la villa: (provincia de Palencia).  Evasio Andrés Pérez, Aniano Mediavilla Tejido

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